Las siglas TLP corresponden a las iniciales según la
traducción inglesa de «Transient Lunar Phenomena», o lo que es lo mismo,
Fenómenos Transitorios lunares. En realidad se trata de un fenómeno de luces
misteriosas que no se observan de forma continuada, sino de muy tarde en tarde
y en momentos de exploraciones lunares muy concretos. Las últimas
investigaciones en este sentido siguen sin arrojar luz.
Cierto es que el que escribe siempre se ha mostrado un tanto
escéptico en este sentido, máxime cuando se emplea la palabra misterio. Los TLP
se pueden visualizar (repito que es muy difícil ver un TLP; yo jamás he visto
uno hasta la fecha) en el interior de algunos cráteres o sobre las cimas de las
cordilleras montañosas lunares. En algunos casos aparecen como nubes en
movimiento o sombras con un período de vida muy corto.
Algunos observadores de la Luna y hasta la primera mitad del
siglo XX, creían que esas sombras eran grupos de animales que caminaban o
corrían sobre la superficie de la Luna en busca de comida.
La idea no era tan descabellada como parece, pues si
nosotros estuviéramos en la Luna y observáramos ciertas regiones de la Tierra
donde los animales se agruparan masivamente, veríamos moverse sobre la Tierra
sombras de tamaños variados y para todos los gustos, sobre todo si estos
animales se concentraran en zonas desérticas, caso del bisonte en Estados
Unidos antes de la llegada de los primeros colonos europeos, cuando aquellos se
contaban por millones.
Lo que es cierto, es que sean lo que sean, los TLP deben
existir. Grandes figuras en el campo de la astronomía, han dejado constancia
escrita de ellos y no podemos negar su existencia.
Hagamos un poco de historia:
1778. Desde España, el astrónomo Antonio de Ulloa, mientras
contemplaba el eclipse de Sol del día 24 de junio, da cuenta de una grieta o
abertura en la superficie lunar, que termina con el resultado de un punto
brillante cuando los rayos del Sol pasan sobre él.
1783. El famosísimo astrónomo inglés, descubridor del
planeta Urano, William Herschel, observa el 18 de agosto: "Percibo tres
volcanes en diversos lugares de la Luna. Dos están ya casi extinguidos o a
punto de desaparecer, lo que podrá decirse en la próxima lunación...El tercero
muestra una erupción activa de fuego o de materia luminosa..." ¿Qué
observó realmente Herschel?, ¿fueron quizás picos elevados que se encontraban
iluminados por la luz solar o tal vez volcanes activos?
Lo que sabemos hoy día es que la Luna es un mundo
completamente muerto y se encuadra dentro de los más inactivos del Sistema
Solar. Existen lunas en Saturno y Júpiter con una actividad inusitada, de los
que emanan grandes géiseres de vapor de agua como en Encélado, luna de Saturno,
o los potentísimos géiseres de nitrógeno del satélite Tritón, del planeta
Neptuno y erupciones volcánicas que cambian el color y el aspecto del satélite,
en este caso del satélite Io de Júpiter. Pero nuestra Luna es un mundo sin
actividad. Todos hemos visto la Luna igual a lo largo de nuestras vidas y así
sigue después de miles de millones de años.
Un astrónomo de la categoría de Herschel debía distinguir
con claridad los puntos luminosos de los picos más elevados que se encuentran
aún en la penumbra, pero ¿y la información de los volcanes? Mucha imaginación,
podemos pensar, pero ¿quién de nosotros estuvo allí para hacer balance?...
1788. J.H. Schroeter, astrónomo que fue, se dedicó desde su
observatorio en Lilienthal y utilizando telescopios de Herschel a la potencia
máxima de 300 aumentos a dibujar mapas de la Luna entre los años 1791 a 1802.
Se dedicó incansablemente a la búsqueda de fenómenos que
alteraran la superficie lunar como bien pudieron ser la aparición de nuevos
cráteres o luces lunares. El 26 de septiembre de 1788, cuenta que observaba la
zona de la cordillera montañosa de los Alpes y encontró una luz parecida a una
estrella próxima al cráter Platón. Continúa diciendo que permaneció con ese
brillo durante 15 minutos, para posteriormente desaparecer.
1824. El astrónomo Gruithuisen observa luces que se
encienden y que se apagan.
1866. El astrónomo Tempel comunica la existencia de un punto
luminoso en el circo Aristarco.
1867. Es ésta quizás la más espectacular visión de TLP. El
día 13 de mayo en el cráter Plato, se observan luces agrupadas entre cuatro y
veintiuna. Estas luces fueron observadas por numerosos astrónomos. Algunos de
ellos indican que mientras varios puntos de luz se hacían más brillantes, los
demás perdían intensidad. Hubo quien llegó a pensar que las luces estaban
siendo manejadas por seres inteligentes. Entre los años 1867 y 1870, el
recuento de TLP, se elevó a varios millares.
1877. Durante este año continuaron apareciendo más luces en
la Luna, de las que dieron buena cuenta astrónomos de observatorios
profesionales, como el británico C. Barret, que describe un punto de luz en el
cráter Proclus.
Los cráteres más nombrados con TLP en este año fueron Bessel
y Plato, este último es el que más registros de TLP lleva en su haber desde que
se tienen noticias de la existencia de los TLP. También en este año se derrocha
mucha literatura sobre él y sus TLP. Se comunicó la existencia de un triángulo
brillante en su interior y luces móviles que se distinguían hacia el cráter
desde varios puntos.
1931. El 22 de febrero nos cuenta el abate Joulia que
próximo al cráter Aristarco, una luz tenue y difusa se encendía y se hacía al
tiempo menos luminosa, progresiva y lentamente.
1937. M.Abdreuko en Amberes nos informa de la existencia de
una pequeña zona luminosa en el circo Cassini. Este mismo señor en el cráter
Aristarco, localiza una especie de radiación de coloración entre azul y
verdosa.
1944. H.P. Wilkins (ingeniero mecánico y selenógrafo), que
se dedicó a realizar mapas de la Luna, afirma ver un punto de luz brillante en
el cráter Plato.
1950. H.P. Wilkins, dice ver otro destello de luz de gran
intensidad por la zona de los cráteres Aristarco y Herodotus. Su contemplación
la realiza a través de un potente telescopio de 370 mm.
1958. El astrónomo de nacionalidad rusa Niteolai Kozyrev
contempla una nube brillante sobrevolando el pico central del cráter Alphonsus
de la que toma espectro. Se pensó que el pico hubiera podido entrar en
erupción, al considerar la idea de que se tratara de un volcán. Nuevamente el 3
de diciembre volvió a deleitarse con la visualización de otra nube no muy lejos
de la posición de la anterior, que estuvo presente y en movimiento durante una
hora.
1963. Desde el observatorio de Lowell, nos informan de la
aparición de un resplandor de altísimo brillo y de color rojo y sobre la Luna,
que bien pudo observar el astrónomo John Grenace.
1966. Varios observadores, entre ellos el conocido Patrick
Moore (importantísimo divulgador de astronomía británico), describen el
surgimiento de unos resplandores rojizos en el circo Gassendi, el día 30 de
abril.
A partir de la última fecha indicada, las observaciones de
TLP disminuyen por parte de los astrónomos o al menos no se dan a conocer con
tanta frecuencia. No obstante, el fenómeno no ha desaparecido, y hay quien se
dedica en cuerpo y alma a la caza y captura de los TLP.
En España por ejemplo, existen redes de observadores lunares
y dentro de este campo, hay apartados dedicados con exclusividad a la
vigilancia de posibles irregularidades sobre la superficie de la Luna. Parece
que nuestra amiga la Luna se conoce un tanto mejor y no nos dejamos llevar con
tanta frecuencia por fenómenos misteriosos capaces de provocarlos los posibles
selenitas (habitantes de la Luna).
Por otra parte, desde la segunda mitad del siglo XX,
numerosas sondas han estudiado meticulosamente la superficie de nuestro
satélite y en 1969 el primer hombre pisó la Luna. No quiere decir ello que se
la conozca como a nuestro planeta, y siempre quedará la duda de aquellas luces.
Pero profundicemos un poco y veamos qué pueden ser los TLP.
Hablando de modo fácil y como ya comentamos anteriormente,
los puntos de luz que se localizan en las sombras, bien pueden ser provocados
por la iluminación de los picos de las montañas más elevados donde comienza a
amanecer y siempre y cuando estos se sitúen próximos al terminador (línea que
divide la noche del día en la Luna).
Si la distancia al terminador y dentro de la sombra es
considerable, la duda siempre nos puede asaltar, ya que a esta distancia del
terminador, difícilmente el Sol pudiera iluminar las cimas de las montañas más
elevadas, pues deberían tener una altura desproporcionada y esto no ocurre con
las montañas lunares. Es decir, cuando la parte no iluminada de la Luna produce
un TLP, es digno de ser investigado.
De todas formas es difícil de explicar como dicen algunos
observadores de fama, que los puntos de luz se hagan intermitentes. Quizás
pueda ocurrir que estemos totalmente equivocados y la Luna no sea un lugar tan
muerto como creemos.
Mapa de distribución aproximada de 300 Fenómenos lunares
transitorios. Basado en un mapa de Barbara Middlehurst y Patrick Moore
¿Volcanes activos?
Puede que haya una mínima actividad interior que ponga de
tarde en tarde su aportación para crear una presión interior y haga salir en
forma de gas y pequeñas cantidades de lava hacia el exterior y por medio de
volcanes, como pudiera ser el pico del cráter Alphonsus y el famosos circo
Plato, que es en realidad una gran llanura amurallada.
Allí no hay pico, sino un suelo liso. ¿Existen acaso
volcanes tan diminutos que no los podamos ver y surgen cuando hay actividad y
desaparecen cuando cesa? Lo cierto es que Plato es punto de mira por su elevado
número de TLP.
Imaginemos por un momento que escapan chorros de gases desde
el interior de la Luna, como si de géiseres se trataran, estos gases podrían
provenir de grietas en la superficie provocadas por las tensiones de la
gravedad de la Tierra o por la diferencia de temperatura que existe entre el
día y la noche que pude superar los 300 grados y fragmentar grandes rocas o
incluso el suelo lunar. Este gas al intentar salir al exterior debe toparse con
la capa de polvo (regolita) que se encuentra cubriendo toda la superficie lunar
y por consiguiente, la elevará a diferentes alturas de modo que quedará
expuesta a las radiaciones del Sol y así hacerse luminosas.
Varios chorros de gas que estuvieran más o menos alineados y
a no mucha distancia de separación, darían la impresión de intermitencias y
movimiento (cuando uno baja y se apaga otro sale del suelo con más fuerza y
brilla).
Según Wiltkins, los TLP pudieran tratarse de la mera reflexión
de los rayos del Sol al incidir sobre ciertos materiales con mayor grado de
reflectividad y de alto albedo. También cabe la posibilidad de que surjan
efectos de fluorescencia por bombardeo de electrones solares.
Otra posibilidad es la caída de meteoros sobre la superficie
lunar. Esencialmente cuando la Tierra atraviesa los restos de algún cometa y se
produce una lluvia de meteoros, como es el caso de la Leónidas, hay constancia
de la caída de estos meteoros en la Luna, dejando destellos en la superficie
oscura de la Luna, pero no dejan de ser destellos que duran pocos segundos, no
tienen nada que ver con los TLP que duran horas siendo visibles o desplazándose
de un lugar a otro.
La duda en todo caso nos invade ante la larga serie de
conjeturas con las que jugamos. De momento el misterio sigue ahí.
https://es.wikipedia.org/wiki/Fen%C3%B3menos_lunares_transitorios
Si Gustan, pueden ver el siguiente video del programa Radial "Nuestro Insólito Universo" donde se exponen algunos detalles sobre las "luces en la Luna"